El ayuno es resistirnos de algo para lograr algo. No sólo es de comida, también puede ser de hechos y palabras. Puedes lograrlo evitando lo que te gusta hacer, pero que está mal o no es importante. Es de esa forma que nuestro espíritu se va fortaleciendo. Lo importante es ofrecer ese sacrificio o esfuerzo por un mal del mundo, por un mal de alguien, o un mal tuyo. Si es por un mal tuyo, se supone que sea para evitar lo menos posible de volver a cometer ese error, pues de nada sirve un esfuerzo si volvemos a lo mismo.
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